sábado, 27 de noviembre de 2010

Otro cuento de hace como dos tres años cuando era creativo

Dedicado principalmente a mi carnal el Pelón Silva pero también a todos los que se hayan emborrachado antes de un examen.


 


 

EL PRECIO DEL PLAGIO

Las tres de la mañana y apenas llega a su casa de estudiante tambaleándose en la oscuridad para no despertar a los vecinos, no importa porque sabe el camino de memoria. Viene de un bar, dejó a sus mejores amigos sin despedirse, últimamente hace eso. Trajo media Montejo con todo y envase sin darse cuenta, ¿por qué Montejo? No lo recuerda, quizá se acabaron las demás o sólo quería algo diferente, qué importa. En la casa queda media botella de charanda, ni siquiera le gusta pero es buena y barata, toma un buen trago, no hay necesidad de vaso, probablemente no haya limpios de todos modos. Saca una servilleta arrugada de su camisa y transcribe unos garabatos de lo que, con suerte, será un gran cuento. Va hacia los discos, Tom Waits, no, Bowie, no, Leonard Cohen, tal vez. Sonríe, recuerda que señaló bruscamente a algún desconocido que le pareció nefasto en el bar, lo miró a los ojos y le repitió un verso de Lowry, "La única esperanza es el próximo trago". Bebe un poco de esperanza de la charanda "Uruapan", es transparente y un ahogado trozo de caña lo espera en el fondo.

Se sienta en la cama y abruptamente queda dormido, sueña con la yegua de la noche, el diablo lo toma de la mano, aparecen mujeres etéreas imposibles coqueteándole mientras está encadenado, surgen pequeñas bocas de los eslabones que ríen y jadean, intentan comerle los ojos, grita hasta despertar dentro de otro sueño. Se sabe ajeno realidad, sólo ha cambiado a otro plano onírico, se deja llevar, siente curiosidad por las posibilidades. Se ve saliendo de la casa, toma un taxi, el taxista con corte mohicano habla de cómo la ciudad se va al demonio, Lo que hace falta es una gran lluvia que se lleve toda la suciedad, dice sin observar al pasajero. Baja enfrente de un gran hospital mientras una larga procesión de oficinistas se lamenta y flagela. Al entrar al sanatorio le hacen saber que ha escrito poesía hasta volverse loco, el silenciosamente asiente y se acuesta, aquí entra su hermano y se sienta a su lado, le recuerda unos versos y repite "Amadas las personas que se sientan", mientras lo sacan del cuarto y escucha a alguien cantando una canción desde el segundo piso. Despierta sobresaltado, recuerda su examen de teoría en una hora, cómo odia la teoría literaria.

Sale de su casa, aún medio crudo, se encuentra con la extraña procesión de sus sueños y un taxista que se detiene frente a él, "¿Me estas hablando a mí?" Entonces entiende que los garabatos en la servilleta no son más que las ideas recicladas de un par de películas vistas el fin de semana, la culpa del plagio inconsciente quizá le ha hecho alucinar. "¿Me estas hablando a mi? Porque no veo a nadie más por aquí…" Lo único que se le ocurre es tomar el cuaderno donde escribió anoche y borrar todo, para su sorpresa los personajes desaparecen y la calle vuelve a la normalidad. Sin embargo también borró su nombre. Cuando encuentren el cuerpo pensarán que fue muerte por congestión alcohólica.

domingo, 31 de octubre de 2010

JAULA DE PALABRAS


Prevengámonos de las zanahorias

Francisco Tario



Contrario a mi naturaleza antisocial decidí acudir a más fiestas con mis compañeros de la facultad. El problema es que después de unas cuantas bebidas todos se ponen a bailar y yo no sé bailar, algunas veces lo intento pero generalmente mis instructoras se enfadan conmigo rápidamente. En busca de una fiesta sin baile terminé en casa de Á, éramos cuatro, Á, el anfitrión,un chavo de Yucatán, mi amigo César y yo. Estuvimos como tres horas solos y cuando fue llegando la gente me di cuenta de que una fiesta sin baile era una fiesta sin chavas, por lo tanto aburrida. Traté de pasar el rato, pero mi amigo el César se fue temprano porque tenía un partido de futbol al día siguiente.

Estuve un rato platicando con Cristian, me cae poca madre, en una fiesta anterior amanecimos crudos y nos pusimos a inventar finales de películas, inventábamos las películas más ridículas, absurdo tras absurdo, esperando que alguien nos creyera, y a todas las titulamos: "Adiós a Emiliano"; la primera acaba en que Emiliano (el dueño de aquella casa que en ese momento dormía) está en un bote pesquero en algún puerto inglés y nos dice adiós con la mano, nosotros, todos los que amanecimos crudos en aquella fiesta salimos a despedirnos de él con ligeros movimientos de la mano en un estado completo de sopor, luego un close up a su mirada y se abre la toma para ver a Emiliano que nos da la espalda acongojado pero con 17 % + valentía; los créditos aparecen mientras suena Joy división, sí, la gente la ovacionó de pie, salieron llorando de las salas, los hombres jóvenes buscaron mujeres hermosas para besarlas, hubo más suicidios que en navidad, etcétera. Muchas veces la gente no entiende mi sentido del humor y en ese momento todos se quedaron callados tratando de entenderme, excepto Cristian que dijo "Sí, escuché que ganó varios premios Todorovs", entonces empezamos a inventar más finales de las secuelas, sólo los finales, llegando hasta "Adiós a Emiliano XV", algunas eran westerns, o de kung fu, otra terminaba con Emiliano, que es muy delgado, jugando basquetbol uno a uno contra mr. T; Todas concluían invariablemente igual algún personaje absurdo sentenciaba la clásica frase: "Adiós, Emiliano". En ese momento todos los demás estaban francamente hartos de las cosas absurdas que inventábamos, a nosotros no nos importó y continuamos recordando las jornadas de estudio Emilianescas y de cómo nuestras películas, nuestras porque éramos los falsos pero famosos co-guionistas, habían cambiado la historia del cine.

Lamentablemente aquella noche Cristian sólo toco unas piezas de latinboleroyaz y también se fue temprano, yo me quedé en una fiesta con la mayoría de los rechazados a los que nadie quiere invitar a las otras fiestas. Quizá yo soy uno de ellos. Entonces traté de hacer plática con muchos compañeros que sólo conocía de vista, hablé de literatura, pregunté si alguno había leído al nuevo nobel, yo la verdad no tenía ni idea de quién era, en realidad tampoco me importaba pero me contestaron un:"Sí, y de casualidad traigo uno de sus libros", que me dio en la madre porque otro wey dijo: "pues vamos a leerlo en voz alta". Entonces: un grupo unos cinco o seis se formó en un pequeño círculo, yo me alejé lentamente, porque siempre he pensado que: como que leer y beber no se me da al mismo tiempo. Busqué con quién platicar y me encontré a un tipo en una esquina tomando café con tequila: lo mismo que yo.

Comencé a platicar con él y el tipo parecía agradable, sólo se veía un poco perturbado. Hablamos de la música de Bowie, de Nine Inch Nails, y de Nina Simone, gustos en los que coincidíamos. Me pareció agradable hasta que de la nada me hizo una pregunta medio extraña: "¿Haz oído de los vampiros aztecas?", traté de bromear y le dije que creía recordar una película del santo contra una momia azteca jajaja, o que sí era una banda de nopalmetal, jejeje, ¿no? Ya sé ¿unos hermanos luchadores? De por allá de Cuajimalpa, ¿no? Él sólo me miró y sonrió como si yo estuviera diciendo únicamente estupideces. [Tú, lector, posmoderno y con prisas, quizá piense lo mismo, pero de verdad voy hacía un lado con todo esto {o eso intento}]. Entonces lo ignoré, miré a mi alrededor y me di cuenta de que: 1 nunca llegó ninguna mujer, 2 la bolita de lectores ahora gritaban poemas que emulaban los sonidos del metro mientras aplasta a un indie-gente, [autoría de uno los mejores poetas jóvenes reggetoneros del momento]. Entonces entendí lo que debía hacer: Serví otro café pero cargadísimo de tequila, y luego otro igual, y luego tomé de la botella unos buenos tragos, todo en menos de unos parpadeos, agite a algunos de los lectores diciéndoles qué les pasa, hay que beber no leer, hay que beber no leer, hay que beber no leer, así una y otra vez, hasta que me aburrí le di otro buen trago al tequila y me fui a dormir en el piso de la cocina, como a la una, todavía alcanzando a gritar una frase que a todos apesadumbró funestamente: ¡Por esto no hay nalguitas en sus fiestas!

Desperté a las cinco y media y sólo quedábamos seis. "¿Por qué te dormiste? Te perdiste lo más chido, se acabó el tequila y nos tomamos una botella de rompope". Primero pensé que era broma, pero luego vi la botella vacía en el fregadero, qué pensarían las monjas de nosotros. Ustedes sí que son rudos, así, sin unas gelatinas, les dije. Todos estuvimos platicando un rato, me he dado cuenta de que crudo comienzo a decir muchísimas incoherencias [esto es un guiño hacía el lector: GUIÑO], y las demás personas comienzan a secundarme, la plática, a pesar de que traté de evitarlo, se dirigió lentamente hacia la creación literaria. "El talento es lo único que hace falta, Si no te entienden hoy en el futuro serás idolatrado" decía uno, "A la gente no le gusta mi poesía porque hablo de temas que les incomodan" dijo otro. Yo pensé en decirles que no, que estaban equivocados que las cosas no eran tan sencillas que era necesario estar en chinga escribiendo y escribiendo, que la literatura habla de cualquier tema y hay literatura buena que incomoda pero incomoda con calidad. Me preguntaron qué pensaba de esto. Nada, tienen razón en todo, les dije. Luego hablaron del lenguaje, de la materia prima. En mis intentos de escribir me preocupa principalmente una cosa, la relación entre realidad y escritura.

El escritor percibe la realidad a través de sus sentidos pero además utiliza otros conceptos que tiene como verdaderos; lo que percibe y lo abstracto puede nombrarse, escribirse. Sin embargo no es posible que abarque la realidad completamente. Hay cosas que son imposibles de conocerse, algunas aunque están en el plano de lo perceptible son imposibles de creer. El escritor sin embargo debe de utilizar las palabras para crear mundos cercanos al nuestro, si no verdaderos sí verosímiles, cercanos a una realidad común, convencional. Pero las palabras no son suficientes para retratar lo real, o poder expresar lo que uno siente o piensa, o tal vez es uno el que no logra comprender a las palabras, utilizarlas a plenitud. Me imagino a la realidad como un ave veloz, más veloz que nuestra vista, a la que creemos ver sin comprender que sólo vemos una parte de ella; la escritura es una jaula que se construye para atraparla, creemos que el ave está ahí pero entra y sale rápidamente, una y otra vez. Entonces la literatura se convierte en una jaula, bella, catártica y con muchas otras características especiales, pero una jaula de palabras únicamente. Palabras vacías y llenas de verdad a la vez. Cuando algún maestro me pide una definición de literatura siempre pienso en una jaula de palabras pero me quedo callado, porque no quiero que me roben la idea [¡eh! Sí te habló a ti, no veo a nadie más leyendo…]

"¿Qué pasó? ¿Qué estás pensando? ¿Tú qué crees qué es la literatura y ese desmadre?" cuando me di cuenta de que me hablaban a mí sólo se me ocurrió una manera de cambiar la conversación: "La literatura probablemente tenga que ver con pueblos antiguos e historias fantásticas, como ésta que me contabas ayer, la de los vampiros aztecas". Entonces el tipo que conocí ayer, que momentos antes estaba cabeceando de sueño, saltó de su asiento y comenzó a hablar de un clan de guerreros y sacerdotes aztecas, de la antropofagia, de cultos oscuros, de la perdida de documentos y vestigios, de los dioses desconocidos, de las extrañas posibilidades de que algo así fuera encubierto por el gobierno mexicano en su afán absurdo de no propagar más la imagen de los indios salvajes, porque qué iban a pensar los demás países civilizados [civilizados al estilo inglés, por supuesto]. Sobra decir que ninguno le creímos pero por lo menos la plática estuvo más ligera, o así me pareció aunque lo más probable es que a todos nos diera tanta tristeza alguien como él y lo dejáramos hablar hasta que se le terminara el aire; en una fiesta de perdedores siempre habrá alguien que se destaque.

Ya como a las siete de la mañana nos fuimos todos. Acompañé a Juan Vicente, el tipo de los vampiros, porque según no vivía lejos y dijo que me invitaba una cerveza para la cruda. De Santo domingo caminamos a Eje 10 para llegar al metro Copilco, y de ahí rumbo a Coyoacán. Creo que hubiera sido más fácil tomar un taxi pero caminamos rápido y no llegamos tan tarde pero sí algo cansados. Vivía en un departamento amplio y que se veía algo caro, por lo menos más caro de lo parecía poder pagar. Fue al refrigerador y me pasó una cerveza japonesa, vio mi cara de asombro y me dijo "Comparto depa con un japonés, el paga casi toda la renta, tuve suerte de encontrarlo". Le pregunté qué hacía su compañero en México, y el me contestó que era luchador y que estaba entrenando el estilo mexicano por una temporada.

En ese momento entró su compañero un japonés alto pero que no me pareció tan atlético, nos saludo diciendo "Ohayo" y se fue directo a la regadera. Lo extraño fue que comenzaron a escucharse maldiciones en español pero eran pronunciadas de una manera perfecta y sin ningún acento regional. "Diario practica, es parte de su personaje". Resulta que el japonés lucha en estados unidos en una liga indy de wrestling con el personaje enmascarado del "Senior Jalapenio"; lo hace para combinar los tres grandes estilos de lucha, el americano, el japonés y el mexicano. La última parte de su entrenamiento la realiza en México, ya no por superioridad técnica sino por el carácter folclórico que tiene en nuestro país. También por el lenguaje, ya sabía algo de español pero necesitaba darle credibilidad al personaje así que se dedica a escuchar el habla de los barrios y a leer a Armando Ramírez. Mientras se vestía en su recámara seguían escuchándose los "Chin-ga tu madle", "Za wuevo", "Ai cablón" y "Arriba el América", todos repetidos una y otra vez frente al espejo cómo si fuera un actor extremadamente metódico o un niño castigado.

El luchador salió a trabajar a un restaurante oriental y nosotros seguimos tomando cerveza. La realidad está llena de historias bizarras que son difíciles de contar porque las personas no las creerían, historias como éstas [porque todos los personajes en este cuento son verdaderos, tan reales como tú y como yo]. Juan Vicente puso un disco de los Tindersticks y luego me mostró a su perro disecado que había muerto en Veracruz, Juan Vicente era de ahí, y se lo habían enviado hasta acá por correo. Y yo que siempre creí que el servicio de correo era malo. El perro atigrado [perro-tigre, así es, como el de La obediencia nocturna] nos observaba atentamente de manera muy sospechosa [Guiño, guiño]. "En realidad lo que quiero enseñarte es esto [dijo mientras se daba un pipazo]: una figurilla del dios de los vampiros aztecas", en sus manos sostenía lo que parecía ser una zanahoria fosilizada. Traté de no reírme, de poner una cara sería ante mi amigo, pero creo que no pude porque él inmediatamente defendió la veracidad de su hallazgo. Habló de la interpretación y la sobreinterpretación de los códices y de la poca capacidad que teníamos los propios mexicanos de comprender a los pueblos antiguos, de extrañas posibilidades de que fueran culturas mucho más avanzadas de lo que creíamos en artes adivinatorias y nigrománticas, "… porque la alquimia no estaba del todo equivocada". Sencillamente estaba ensimismado en un discurso que iba y venía a través de lo científico y las falacias. Sus hipótesis eran tan absurdas que eran imposibles de creer:

Supuestamente una criatura extraterrestre había llegado a la tierra y otorgado conocimientos a unos cuantos sacerdotes aztecas a cambio de idolatría, estos convertidos en vampiros se volvieron en parias y huyeron antes de la conquista española, su dios se convirtió en zanahoria esperando el día propicio su retorno triunfal que traería ruina y perdición no sólo al pueblo mexicano sino a la humanidad en general [y también a los gringos]. Qué tristeza de nuestra juventud, qué tristeza de muchacho, sin embargo sus teorías se ponían peor: El gobierno mexicano está consciente de todos los eventos sobrenaturales en el país a través de una organización secreta, supuestamente surgida durante el imperio de Maximiliano, perpetuada después con el permiso del propio Juarez, y ellos son los encargados de que no salga a la luz estos fenómenos. Le pregunté cómo era posible que el gobierno pudiera esconder una organización así, "No es necesario esconderla, seguramente está a la vista de todos, piensa en cuantas instituciones y servicios son completamente incompetentes al realizar sus funciones, alguna debe de tener una doble ocupación encubierta". Entonces: ¿dices que: en algún lugar hay oficinas llenas de chamanes y magos especializados trabajando para el gobierno encargados de evitar todos los desastres paranormales por el bien de la patria y de su imagen frente al resto del mundo? "Sí, exacto, vaya, hasta que alguien me entiende".

Entonces decidí que debía irme y nunca más hablarle al pobre Juan Vicente, cuando me despedía tomé mi mochila rápidamente de la mesa y, no pude hacer nada para evitarlo [en serio], rompí su zanahoria/fosil/diosvampiroazteca. ¡Oh, no mames! discúlpame. Antes de que él me respondiera una nube purpura con aroma a copal llenó el cuarto y un extraño monstruo apareció ante nosotros. "Ja ja-ja ja-já, estúpidos humanos, por fin estoy libre de mi prisión fosilovegetal". El ser frente a nosotros era una combinación de toro, rana, pulpo y gato, con colmillos de vampiro, sentado llegaba hasta el techo y su figura era imponente y amenazadora. "Sus pequeños y pobres cerebros no podrán concebir el terror que vendrá a ahora, si me alaban aceptando que tengo muy buen estilo al vestir les otorgaré una muerte no muy humillante". La impresión nos hizo retroceder hasta la pared, entonces escuché al perro disecado hablarme: "Muchacho, cálmate y te ayudaré a salir de esto", Claro Señor perro, dígame que hacer, "Necesito que me arrojes directo a su boca, entonces lo destruiremos", ¿De veras podrá hacerlo? "Por supuesto, yo trabajo para el presidente de los estados unidos mexicanos".

Debido a esa ultima frase: tomé al perro [era un perro muy hermoso y muy bien conservado, seguro el taxidermista tiene unas manos pequeñas y delicadas, suaves y con la cutícula perfectamente simétrica, al estilo de la Britania, pues], y lo aventé con todas mis fuerzas hacía la deidad chupasangre. "jo jo, sus intentos vanos sólo me irritan, ahora es tiempo de que comience un horror indescriptible… ¡Oh, no!". Cuando el perro impactó un gran destello nos cegó momentáneamente, abrimos los ojos y el monstruo se había ido. Todo estaba fuera de lugar, el lujoso departamento en Coyoacán estaba hecho un desastre, libros y papeles japoneses en el piso, muebles tirados, electrodomésticos sobrecargados y en el aire flotaba aserrín y pelo de perro, además había pasado tanto tiempo que la cerveza ya estaba al tiempo. Donde estaba esa cosa, que en esos momentos sentía ya como sólo una alucinación, permanecía únicamente una zanahoria oscura, humeante, a su lado una bocina, que quizá venía dentro del perro. Lo que más me sorprendió, y fue la pequeña gota derramavasos ,fue que la bocina tenía el logotipo de un águila formado con líneas azules horizontales sobre un fondo blanco, el viejo logotipo del servicio postal mexicano.

Salí sin voltear a ver a Juan Vicente, aunque lo escuchaba repetirse a sí mismo de una manera demencial pero entendible debido a los sucesos inmediatos [cualquiera se volvería loco con una cerveza caliente]: "Tenía Razón, lo sabía, siempre tuve la razón. Tenía Razón, lo sabía, siempre tuve la razón. Tenía Razón, lo sabía, siempre tuve la razón". Al cerrar la puerta no supe con certeza si él reía o lloraba. Caminé como autómata una hora hasta mi casa, inmediatamente comencé a escribir esta crónica en un vano intento de aferrarme a mi cordura [aunque puede ser que haya perdido de nuevo].

lunes, 11 de octubre de 2010

Recuerdo viejo

Este es el primer cuento que publiqué fue hace como cuatro años. Instantes, aún sigo deteniéndome todo el tiempo en pequeños momentos, no sé si por mis lecturas o por lento, je. Suplemento Expresso, periódico Correo de Guanajuato, Sábado 24 de junio de 2006, p. 46. (Creo que me estoy tardando en publicar en mejores lugares)..

EN UNA BANCA

En una banca del parque, entre el ruido de camiones urbanos y gente indiferente, Julio descansa. Espera ver a su amigo que vive en un callejón cercano. Lo espera porque necesita hablar, no importa si es escuchado, sólo siente la necesidad de hablar. Se siente ridículo porque ni siquiera busca una respuesta y llegado el momento a lo mejor ni se atreverá a decir nada. Hay un gato enfrente que acecha un pájaro, ninguno se mueve como en una fotografía. Su novia le ha dejado, no se sorprende porque ya lo veía venir, pero siente que debió hacer algo para evitarlo en vez de sólo ser indiferente. Sus padres por otro lado, bueno, sabe lo que siente hacía ellos y ellos hacía él. De la escuela lo peor. No le ha ido muy bien, se siente defraudador y defraudado. Los ojos verdes del gato se mantienen fijos en el ave. Está harto, enfadado, cansado, en especial eso. No quiere ni moverse ni pensarse. Definitivamente esto último, es que lo malo de estos tiempos ni quien se lo quite. Tiene tanta que desborda por todos lados la preocupación. Ojalá todo saliera de él, todo. Es la inmovilidad del felino la que sugiere un movimiento próximo, tensando su cuerpo para en un instante convertirse en saeta. Se arrepiente de ir a buscar a su amigo, probablemente aquél estará chifle y chifle de contento, sin nada de que preocuparse, no hay que aguarle el día. Qué hacer ahora, tampoco quiere regresar a su casa, ahí donde todo lo recuerda a un todo mayor, donde la vacuidad le muestra lo que podría haber sido. Igual que su vida, la memoria le hace ver lo vacío de su ser y los errores cometidos, el presente le duele al meditar lo que pudo haber sido, lo que ha desperdiciado. No, no pienses en eso, no pienses en nada, recordar duele, anhelar duele más. Los músculos del gato se contraen y se tensan, hasta que, decidido, brinca. Por fin, después de mucho sufrir, Julio lo logra: sacar todos los pensamientos de su ser. Ha encontrado ese lugar único, siente lo que un hombre en la cruz al dar el último suspiro, o como ese otro al ver el sol, aquel que bajó de la montaña para hablarles a los hombres después de diez años de vivir en una cueva, llegó al estado que alcanzó el príncipe asceta meditando debajo de un árbol. El gato sigue en el aire. Encontró eso que se busca en cada beso. Es el momento en que un joven cualquiera desencantado de la vida toma el revolver de su padre, se pone la pistola en la boca, dispara y logra una mejor vida, un nuevo comienzo porque las balas no se encontraban en el arma. De los cojines en las patas del gato salen las uñas lentamente mientras viaja en el aire. Julio de tener tantas cosas en la cabeza por fin ha logrado pensar en nada, salir de sí, ser la nada y en consecuencia ser uno con todo, ni malo ni bueno, ni joven ni viejo, solo él y todo en él. El pelaje del gato ondeando por el aire, los siente, cada pelo, la brisa, los siente. Ve a través de los ojos del gato y del ave al mismo tiempo. El pasto, las flores y los árboles, los siente crecer de manera inevitable. Las cosas ya no necesitan tener sentido o ser explicadas, las cosas solo son, no hay símbolos ni lenguajes que las expresen. El gato aún está en el aire. Julio ya no busca nada, ni ofrece, ni odia, ni ama durante este momento. Pensar en nada, qué bueno es pensar en nada. Pero la vida esta hecha de instantes, fugaces e inalcanzables, empiezan y acaban simultáneamente, incompresibles. El gato cae, el ave escapó volando. Julio sale de su letargo, y empieza a pensar en cómo solucionar todos sus problemas, no recordará nunca que por menos de un segundo se acercó a lo divino.

domingo, 10 de octubre de 2010

RETRASO

Un hombre se levantará de su cama con el pie izquierdo tarde para llegar a su trabajo. Se duchará ritualmente como todas las mañanas, se rasurará y frente al espejo se detendrá unos minutos a ver como ha envejecido su rostro, palpará sus ojeras y pasará sus dedos en las cada vez más pronunciadas entradas. Vestirá una de sus camisas especiales porque será un día especial, se pondrá su traje gris muy viejo. Tomará un licuado de chocolate, dos galletas integrales y se llevará una ciruela para ir comiendo en lo que camina hacia el paradero. Esperará en la fila unos diez minutos y al subir a la micro dará los buenos días a todos sin mirar a nadie, se acomodará difícilmente entre dos tipos obesos que no harán nada para facilitarle su asiento. Al metro, dirá, mientras pasa el cambio exacto. Cuando baje dará las gracias al operador, ayudará a bajar las bolsas absurdamente grandes de una viejita y a ella misma, al caminar señalará con la mano la dirección del metro porque algún chamaco distraído le preguntará. Dará una moneda de diez pesos al vago que carga a un niño dormido en la entrada del metro, hoy es un día especial, especial para todos, se repitirá. Subirá los escalones pensando en la crisis económica, ¿en cuál? En realidad todas las crisis son siempre la misma, pensará este hombre. Se formará de nuevo para comprar el boleto del metro, comprará uno solo, de nuevo con el cambio exacto. En ese momento él estará atrasado unos diez o quince minutos pero no le importará. Al dirigirse a los andenes habrá de pensar en todas las mujeres de las que se ha enamorado a lo largo de su vida pero que nunca se atrevió a acercarse. En el andén se asomará al túnel para ver si el metro ha de llegar. Pensará en el imbécil de su jefe y el discurso que habrá de darle acerca de la impuntualidad a pesar de que nunca ha llegado tarde en cinco años. Verá su reloj, el retraso aumentará y aumentará, y meditará en lo absurdo que ha sido al tratar de llenar el vacio de su vida de objetos caros e innecesarios. Cuando vea el arribo del metro se persignará y dejará caer con el pecho hacia al frente, es lo mejor, piensará. El metro se detendrá de quince a veinte minutos y una hermosa mujer en traje sastre saldrá del vagón diciendo maldiciones porque llegará tarde al trabajo una vez más.

lunes, 4 de octubre de 2010

CRIMEN EN PROCESO DE ESCRIBIRSE

Mientras él escribe este cuento en su estudio, yo, uno de sus personajes, me ubico despacio detrás de él para matarlo. Lo desprecio porque es un mal escritor y una persona desagradable, toma mezcal del más barato y fuma faros sin filtro, el cuello y puño de sus camisas siempre están sucios. Sólo crea personajes patéticos y se ubica en la fantasía y ciencia ficción: géneros menores; A cualquiera le gustaría ser un héroe épico o deambular por paisajes exóticos, pero nada: le falta creatividad y talento. He pasado mucho tiempo planeando mi venganza. Salgo de las páginas decidido a adueñarme de su cuerpo e identidad. Antes de que dé el próximo punto y aparte tomaré su busto de Atenea y lo golpeare en la cabeza.

Por último, para completar mi plan: eliminar a los testigos. Mientras terminas de leer esta línea en tu monitor estaré colocado... justo detrás de ti…

sábado, 21 de agosto de 2010

Vamos a escribir incoherencias escuchando la música nocturna

He visto a la muerte a los ojos en un par de ocaciones, he conversado con el delirio, di un poco de mi cordura a cambio de nada. Derrotado, me levanto una y otra vez, haciendo el recuento de lo que queda de mí, del ser derrumbado cada vez más ausente, más lejano, una [puntos suspensivos] y otra [silencio enfático] vez.

me extraña como vemos el tiempo; me gusta creer que el tiempo no es una linea sino algo así como una seríe de fotografías en desorden que nuestra mente ordena y completa. En el centro está el hombre. Veo como será mi muerte y es posible que ya haya sucedido, recuerdo mi primera decepción como si fuera igual a la última, me he enamorado y lo he olvidado una y otra vez, las palabras que escribo ahora están siendo borradas por otro yo dentro del negativo. Nunca confio en mis recuerdos, nunca confio en los recuerdos de los demás, si quieres un consejo no obtendrás nada más que esto: Nunca confies en nadie.

He tropezado con el mismo gato negro todos los días de mi vida, los cuervos sobre mis hombros se niegan a levantar el vuelo, ofrezco mi alma al perro negro que me rechaza diciendo "Yo no habré de tomar tus penas".

Hay lluvia entre el punto A y el B, El ruido blanco impide conocer lo que piensas asi que enciendo la estática para evitar que me escuches, es preferible caer de pié. Lo sabes, el eco lo repite, una y otra vez.

Los gritos son a la impotencia como el silencio es a la furia.

jueves, 5 de agosto de 2010

Miedo

El otro día quise escribir un cuento sobre vaqueros que ha quedado inconcluso como muchos otros cuentos que en un momento me parecieron buena idea. Por un lado, leí uno de Hector Manjarrez que tenía un tema muy parecido. Sentí que me hubiera gustado escribir un cuento así. Por ejemplo José Durand escribe uno de los mejores cuentos con gato que haya leído en mi vida, con mucho más gato, me hubiera gustado escribirlo aunque en realidad no hubiera podido.

A veces sólo es más fácil dejar las páginas inconclusas, soy una persona que tiende a renunciar facilmente cuando las cosas se complican, termino muy pocas cosas, lo cual es terrible porque escuché que los escritores deben de escribir quinientas páginas para tener cien de calidad. No es igual para todos lo sé, pero de alguna manera siento que en el fondo lo que pasa es que tengo miedo.

De no ser bueno, de no lograr nada, de no terminar bien las cosas aunque me esfuerce. En vacaciones planeaba correr diario e ir aumentando el número de vueltas hasta llegar a unas quince o veinte, corrí acuatro o cinco veces a la semana pero nunca pude dar más de doce, y lo gracioso es que hasta subí de peso. Nadie logra nada con sólo quererlo ni con buenas intensiones. Creo que hay veces en las que uno por más que quiera algo no es apto para lograrlo. No todos los niños serán futbolistas al crecer, o astronautas, o si quiera abogados. Encontré mis límites? no puedo correr más de doce vueltas quizá trece, no puedo mejorar cómo escribo? No lo sé.

Pero no hay nada más peligroso que un hombre con miedo. Seguiré corriendo, seguiré escribiendo aunque sea a cuenta gotas y sin nadie que me lea. No sé a dónde llegaré pero hay algunas cosas a las que no quiero renunciar y sería peor no intentar nada.

miércoles, 30 de junio de 2010

Confesiones breves que deben tomarse muy en serio

No puedes enseñarle a un mono a encender un cigarrillo

Un policía manco sólo es medio ineficiente

¿Con qué colores sueñan los ciegos?

Conocí a un tipo que asegura conocer a otro tipo que es capaz de destapar una cerveza con el ojo

Vi a otro derramar cerveza a través de su labio leporino

La republica independiente de Banana sobrevive gracias a la venta de pantalones (de muy baja calidad)

Creo que yo sería un mal boxeador, pero todos nos divertiriamos

Si existe la reencarnación pido ser gato negro

Espero que nunca se muera Christopher Walken

¿Con qué sueñan los insomnes?

Un escritor le miente a las personas sólo para ver qué pasa

Cuando me siento solo comienzo a contar números primos

Estuve en la casa de dios, en su boda y en el bautizo de su hija

Freud me la pela a los putazos

Conocí al famoso luchador El Hijo del Diablo, su papá no era luchador, nunca existió nadie llamado solamente Diablo; también me tocó una vez entrenar con su hijo, El Hijo del Hijo del Diablo

Extraño muchas cosas pero prefiero seguir así a que me las regresen

¿Con qué sueñan los fantasmas?

Vi a un niño pequeño correr con una caguama en cada mano en una colonia que se llama las Ardillas, quedé conmovido.





1, 2, 3, 5, 7, 11, 13...

domingo, 20 de junio de 2010

A perder la cordura.

He decidido, que además de ejercitarme como loco, trataré de escribir como loco. He perdido la esperanza, sólo me quedan mis patadas de ahogado, golpes tirados en la oscuridad y lágrimas bajo la lluvia. Mañana empiezo la sintesis de cada capítulo, el perfil de todos los personajes, una linea temporal y otra de acciones. Todo con la intención de pornerme a escribir diario y casi terminar la novela. He sacrificado demasiado y me dejé llevar por ingenuas ilusiones. Quiero acabarla y cuando den los resultados de las becas que solicité, cuando me digan que no vale la pena lo que escribo al no encontrar mi nombre a lado junto al de los ganadores, me emborracharé por dos días y quemaré la novela.
No soy el tipo de personas que se arrepienten de lo que hacen, a pesar de todos los errores que sé que he cometido. Pero si debo de darme cuenta de que cuando algo no funciona lo mejor es tomar distancia y quedarse en silencio.

jueves, 10 de junio de 2010

Propósitos para el final de semestre

He dicho: dejar de fumar, dejar de beber alcohol, alimentarme sanamente y hacer ejercicio, aunque sea por el tiempo que duren las vacaciones... Probablemente lo cumpla más o menos a la mitad: fumar, beber alcohol, alimentarme y ejercicio, o algo así.

También he dicho que en el futuro me gustaría ser viajero, gracias a lo que saque como escritor. Aunque el escritor es un farsante por lo tanto si digo que viajaré probablemente no lo haga. Parafraseando un poema de Kavafis: La vida que perdí aquí la he perdido en todo el mundo: Entonces qué caso tiene.

Ahora entiendo que la vida es como estar en un ring con miedo recibiendo una madriza, de todos modos sonrío, nunca pensé en ganar sólo quiero ver hasta cuál round aguanto.




También, algunas veces pienso que la vida es como gelatina de limón.

jueves, 27 de mayo de 2010

/7/

I
Me cuesta escribir, pero, en realidad, hay algún problema con eso? Pinche tiempo, perdí diez minutos esperando en una fila, perdí una hora en una clase aburrida, perdí una tarde entera pendejeando en el youtube, dos años de escuela, tal vez más, cinco años de luto, y una vida de escritor borracho: ya he perdido mi vida entera y no hay ningún lugar al que pueda escapar.

II
Estoy muy feliz, ella me ha estado ayudando, pero no me lo esperaba, ella tampoco. Es absurdo como la vida juega con nosotros. A veces sigo sin creerlo, que yo le importe, que ella me importe. Inesperado. Estoy algo triste.

III
Estoy seguro de que no ganaré ninguna beca más. Quizá sea lo mejor, hacer las cosas de la manera difícil.

IV
Aún no he encontrado el ritmo para escribir, puedo sentarme a hacerlo pero necesito estar mentalizado, tecleo y tecleo, pero al leerlo no me gusta. Lo he dicho varías veces soy un farsante, el escritor es un mentiroso: paradoja. He mentido tantas veces que ya comienzo a creerme mis excentricidades. Lo siento.

V
El domnigo iré a jugar basquet de nuevo, siento que traigo muy buena condición física a pesar de todo, pero me gustaría ser mejor. Lo malo: Uniforme amarillo: Me caga el amarillo y todos los equipos que usan amarillo; También mi número está tomado, siempre tuve el 13, es mi favorito, es primo, es de fibonacci, es funesto. Ahora me gustaría usar el 91 o el 32 aunque en realidad no tiene nada de importancia porque son sólo números.

VI
Había un hombre en la calle con cicatrices iguales a las mías, sólo..., sólo que del lado contrario, como un espejo. No nos pareciamos en nada mas que eso. Nos detuvimos un momento, frente a frente. Quise sonreirle. Él sólo pasó a mi lado, casi con prisa, y me empujó con el hombro. Le
habría soltado el viejo uno dos, pero pensé que sería como darme un golpe a mí mismo.

VII
Todo ha sido mentira.

miércoles, 3 de marzo de 2010

un cuento

Este cuento salió publicado hace unos meses en Los Perros del Alba, no creo que sea bueno pero cómo son mis amigos me hicieron el paro en publicarme. Cuando salió estaba en el hospital, irónico. A algunos les gustó y a otros para nada, en mi defensa creo que se necesita ver el automóvil, y escucharse con el video además de que da pistas del plagiario que soy.

MAVERICK 76, O EL MOVIMIENTO INFINITO

Aún ahora puedo hacer un recuento mental de muchos elementos que conforman el actual momento. Incluso unos pocos segundos, un instante, contienen la eternidad. Llueve ligeramente, y la canción de David Bowie en mi estéreo lo sugiere, And the rain sets in... Conduzco mi Maverick 76 negro. Me gusta este auto, así como el Mustang o el Nova, se diseñó para dar la sensación de movimiento aunque estuviera estático. Como una fotografía de la velocidad, como si estuviera forzado a moverse por siempre.

Nos rodea el paisaje espectral de la carretera durante el momento más oscuro de la noche. Las pocas estrellas, sin embargo, otorgan una deleitosa visión celestial, titilar cual estrambótica composición de una gloriosa sinfonía. Es que acaso Dios, si existe, es el máximo compositor y nos convierte a nosotros en detalles de su interminable obra. Dios, quizá, es el mejor y más cruel poeta.

Tú sigues mirándome desde que comencé mi laborioso inventario mental, sin darte cuenta de nada, petrificada. Lo sé a pesar de no verte, debido a que ahora llenas el vacío de tu ausencia pasada. Ahora que, por fin, te he encontrado.

Un libro golpea el parabrisas: Teoría del infierno. No hay nadie atrás, lo puedo ver por el retrovisor, éste refleja mis ojos vidriosos y éstos reflejan al retrovisor nuevamente, y así, hasta el infinito, como un juego de humo y de espejos donde, en medio de abismos, pudiera yo confirmar mi existencia.

It's the angel-man… El velocímetro marca ciento treinta kilómetros por hora a pesar de estar frenando, definitivamente vamos una velocidad considerable.

En el piso del automóvil hay de todo, desde las botellas vacías de cerveza, colillas de cigarros y restos de comida, un clavel marchito, hasta viejos libros de poesía. Soy un maldito desastre.

I'm deranged… Podríamos haber llegado a este momento desde muchas perspectivas. A este segundo, ahora, cuando el tiempo pareciera congelarse, mientras me veo a mi mismo fuera de mí, como sí estuviera bajo el efecto de la más iluminadora de las drogas. Este segundo, ahora, que se vuelve una eternidad. Ahora, cuando quiero vivir más que nunca antes, contigo. Pero una vez más te he fallado…

- Vamos a chocar…



Estoy vivo. No hay mucho que describir, el cuarto es pequeño, techo, paredes y piso blanco, una mesita blanca con un clavel. No veo ventanas, sólo una puerta, blanca por supuesto. Estoy vivo, pero me siento terrible, agonizo. El dolor mi cuerpo es insoportable.

Un doctor entró el otro día, le pregunté qué pasó con mis manos. Me miró a los ojos, se puso serio, y finalmente me dijo, ¿Manos? Tú nunca tuviste. Vio la sorpresa en mi cara, y comenzó a reír, reía tan fuertemente que pensé que iba a morirse. Estoy jugando contigo, las perdiste por el fuego. Se puso muy serio, me miro a los ojos, y se fue sin decir nada más.

Pasó tiempo sin que nadie viniera, pero los claveles seguían apareciendo. Otro doctor, más joven, quiso platicar un poco. Dijo que yo había llegado sólo, que no había ninguna mujer. Que ni siquiera había estado en un accidente automovilístico. Estuviste en un incendio, me dijo, Y no eres quien dices ser, en realidad tú eres el famoso robaperros, Israel alias "el muñeco". Me puso en una silla de ruedas, me llevó por un pasillo para salir, pero al pasar por otra habitación, quién lo diría, me vi a mi mismo: Mi cuerpo, mi rostro, era yo. No sabemos nada de él, ha estado en coma por dos años. Aquél yo del otro lado estaba calmado, sereno, como dormido, mientras yo enloquecía, cubierto completamente con vendajes.

Después, me llevó al anfiteatro del hospital, seis doctores alrededor de un oriental llevaban a cabo una extraña cirugía. Cerca de ellos, una enfermera presenciaba la escena silenciosa. Era ella la mujer que estaba buscando, sólo que no recuerdo que fuera pelirroja. Cuando todo termina, la enfermera habla con los doctores, me señala y todos voltean a verme. Hablan sin que yo los pueda escuchar. Ella se acerca, qué lindos ojos, y me inyecta. Todo se desvanece.



La penumbra nos envuelve. Tu marmórea piel se frota con la mía, tu cabello rubio cubre tu delicado rostro, te sonrojas. Apoyas tu cabeza en mi pecho. Mis manos acarician tu presencia. Nuestro pulso se acelera. Tus labios finos se humedecen, sonríes. Mis manos buscan contener tu tibio cuerpo, mis brazos no quieren dejarte libre. Mis manos pasan por tus labios rojos intensos, siento tu cuerpo calentarse. Ríes, mis dedos acarician tu cabello rojo. Estas ardiendo. Susurras algo a mi oído: "Puedes buscarme toda la eternidad, pero nunca podrás tenerme". El calor quema mis dedos, abrazo una hoguera. Mis puños se llenan de fuego. Me quemo. Duele demasiado, me retuerzo en el piso gritando. Despierto, la penumbra me envuelve. El silencio me envuelve.



El viejo doctor regresó. Dice que he estado alucinando, que he tenido sueños y pesadillas debido al medicamento. Le pregunto por mi enfermera y el otro doctor, le hablo del supliciado y de mí mismo en coma atravesando el pasillo. Me mira muy serio, y dice: "Nadie ha entrado a tu cuarto desde ayer, la última vez que vine". Su rostro demuestra sorpresa, así que comienzo a reír, me río tanto que el doctor sale del cuarto incomodo, aterrado. Cuando se va me doy cuenta de que siempre hubo una ventana detrás de mí: Un poco de paisaje y el estacionamiento, pero algo más: No puede ser, quiero sacarme los ojos, la enfermera, ahora rubia, se sube al automóvil conmigo. Es un Maverick 76 negro y ella lleva un vestido blanco y tiene un clavel en la mano.






domingo, 14 de febrero de 2010

Cuál es el propósito de escribir? algún reconocimiento literario (vadrá la pena?), fama, o familla más bien, dinero? si fuera eso hay maneras más sencillas y mejor pagadas.
Es que acaso todo acto literario es ridículo como un aficionado a los sombreros? como un payaso que utiliza el blog para calentar y estirar sus dedos?
un gato negro cruza frente a mi teclado antes de escribir, lo que él no sabe es que yo soy el que lleva la mala suerte.
Todo se derrumba sin importar las alabastras de palabras. ¿y la pinche improvisación qué vale? qué importa si todos te ignoran.
Escribe, cabrón, porque uno sólo es escritor mientras está escribiendo, el resto del tiempo eres un farol o un pobre diablo. No hay nada más triste que un pobre diablo orgulloso de serlo, del que lleva el record de sus derrotas y brinda siempre en el nombre de lo que se fue.
Al carajo todo. No hay más. ¿cuál es el propósito de escribir? qué pinches voy a saberlo, mí mismo, sólo eres un farol y un pobre diablo. Mí mismo, al carajo.

sábado, 9 de enero de 2010

Oda postnavideña al señor Tacuache.

Hace tiempo de mi último posteo, ya no estoy atascado en el tercer capítulo de lo que espero sea una gran novela, ahora estoy atascado en el cuarto. No encontraba tiempo o algo importante que decir pero creo que en estas frías fechas de grandes cambios sólo una historia merece ser contada:


Damas y caballeros

todo mundo escribe sobre:

Amor, corazones rotos,

Soledad

o no tener dinero

pero nadie ha tomado tiempo

para el verdadero dolor


Horas buscando información en internet

(Qué intelectual soy)

me permitieron encontrar el material

Para escribir esta basura

(que estás leyendo):


Oh, miren, es el señor Tacuache


Porque todos somos el señor Tacuache,

a todos nos han dicho

alguna vez:


miren cómo corre el hijo de su pinchimadre


o


oiga señor Tacuache, va en contra

Titititi tiri tititi tiririrí



Luego un brazo gigantesco

baja desde el cielo

para jugar con nuestro cadáver

mientras se escuchan las explosiones.


Brinca el ogete


Miren cómo baila el wey


"Pues uno no sabe bailar, y es triste"


Y se vuelve a levantar


"Cuando un tlacuache no tiene escapatoria frente a alguno de sus enemigos, puede tirarse al suelo, poner los ojos en blanco, colgar la lengua y permanecer inmóvil simulando estar muerto."


Porque todos somos EL SEÑOR TACUACHE!!,

algunas veces.



 
Free Hit Counter