sábado, 21 de agosto de 2010

Vamos a escribir incoherencias escuchando la música nocturna

He visto a la muerte a los ojos en un par de ocaciones, he conversado con el delirio, di un poco de mi cordura a cambio de nada. Derrotado, me levanto una y otra vez, haciendo el recuento de lo que queda de mí, del ser derrumbado cada vez más ausente, más lejano, una [puntos suspensivos] y otra [silencio enfático] vez.

me extraña como vemos el tiempo; me gusta creer que el tiempo no es una linea sino algo así como una seríe de fotografías en desorden que nuestra mente ordena y completa. En el centro está el hombre. Veo como será mi muerte y es posible que ya haya sucedido, recuerdo mi primera decepción como si fuera igual a la última, me he enamorado y lo he olvidado una y otra vez, las palabras que escribo ahora están siendo borradas por otro yo dentro del negativo. Nunca confio en mis recuerdos, nunca confio en los recuerdos de los demás, si quieres un consejo no obtendrás nada más que esto: Nunca confies en nadie.

He tropezado con el mismo gato negro todos los días de mi vida, los cuervos sobre mis hombros se niegan a levantar el vuelo, ofrezco mi alma al perro negro que me rechaza diciendo "Yo no habré de tomar tus penas".

Hay lluvia entre el punto A y el B, El ruido blanco impide conocer lo que piensas asi que enciendo la estática para evitar que me escuches, es preferible caer de pié. Lo sabes, el eco lo repite, una y otra vez.

Los gritos son a la impotencia como el silencio es a la furia.

jueves, 5 de agosto de 2010

Miedo

El otro día quise escribir un cuento sobre vaqueros que ha quedado inconcluso como muchos otros cuentos que en un momento me parecieron buena idea. Por un lado, leí uno de Hector Manjarrez que tenía un tema muy parecido. Sentí que me hubiera gustado escribir un cuento así. Por ejemplo José Durand escribe uno de los mejores cuentos con gato que haya leído en mi vida, con mucho más gato, me hubiera gustado escribirlo aunque en realidad no hubiera podido.

A veces sólo es más fácil dejar las páginas inconclusas, soy una persona que tiende a renunciar facilmente cuando las cosas se complican, termino muy pocas cosas, lo cual es terrible porque escuché que los escritores deben de escribir quinientas páginas para tener cien de calidad. No es igual para todos lo sé, pero de alguna manera siento que en el fondo lo que pasa es que tengo miedo.

De no ser bueno, de no lograr nada, de no terminar bien las cosas aunque me esfuerce. En vacaciones planeaba correr diario e ir aumentando el número de vueltas hasta llegar a unas quince o veinte, corrí acuatro o cinco veces a la semana pero nunca pude dar más de doce, y lo gracioso es que hasta subí de peso. Nadie logra nada con sólo quererlo ni con buenas intensiones. Creo que hay veces en las que uno por más que quiera algo no es apto para lograrlo. No todos los niños serán futbolistas al crecer, o astronautas, o si quiera abogados. Encontré mis límites? no puedo correr más de doce vueltas quizá trece, no puedo mejorar cómo escribo? No lo sé.

Pero no hay nada más peligroso que un hombre con miedo. Seguiré corriendo, seguiré escribiendo aunque sea a cuenta gotas y sin nadie que me lea. No sé a dónde llegaré pero hay algunas cosas a las que no quiero renunciar y sería peor no intentar nada.
 
Free Hit Counter