sábado, 21 de agosto de 2010

Vamos a escribir incoherencias escuchando la música nocturna

He visto a la muerte a los ojos en un par de ocaciones, he conversado con el delirio, di un poco de mi cordura a cambio de nada. Derrotado, me levanto una y otra vez, haciendo el recuento de lo que queda de mí, del ser derrumbado cada vez más ausente, más lejano, una [puntos suspensivos] y otra [silencio enfático] vez.

me extraña como vemos el tiempo; me gusta creer que el tiempo no es una linea sino algo así como una seríe de fotografías en desorden que nuestra mente ordena y completa. En el centro está el hombre. Veo como será mi muerte y es posible que ya haya sucedido, recuerdo mi primera decepción como si fuera igual a la última, me he enamorado y lo he olvidado una y otra vez, las palabras que escribo ahora están siendo borradas por otro yo dentro del negativo. Nunca confio en mis recuerdos, nunca confio en los recuerdos de los demás, si quieres un consejo no obtendrás nada más que esto: Nunca confies en nadie.

He tropezado con el mismo gato negro todos los días de mi vida, los cuervos sobre mis hombros se niegan a levantar el vuelo, ofrezco mi alma al perro negro que me rechaza diciendo "Yo no habré de tomar tus penas".

Hay lluvia entre el punto A y el B, El ruido blanco impide conocer lo que piensas asi que enciendo la estática para evitar que me escuches, es preferible caer de pié. Lo sabes, el eco lo repite, una y otra vez.

Los gritos son a la impotencia como el silencio es a la furia.

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